El poder de las montañas y las simas

Las montañas y las simas han inspirado al ser humano desde que éste posee la capacidad misma de inspirarse. En ellas hemos encontrado sacralidad, sabiduría, introspección y sucesos ligados con lo numinoso desde que tenemos memoria de estos términos como especie. Tanto es así, que si por circunstancias orográficas no han existido elevaciones en el terreno o cavidades penetrando la tierra allí donde los seres humanos hemos elegido asentarnos para prosperar, no hemos dudado en crearlas artificialmente con nuestras manos. Algunos ejemplos relevantes que muestran nuestro afán y capacidad de búsqueda y conexión con lo mágico son las monumentales pirámides del altiplano mesoamericano o los hipogeos egipcios. Ambas construcciones encuentran su porqué en el halo de mágica trascendencia que los seres humanos hemos otorgado a los conceptos “arriba”, “abajo”, “dentro” y “fuera”, dejando el “delante”, “atrás”, “izquierda” y “derecha” dentro del marco de nuestra cotidianidad, siendo nosotros el centro en esta realidad espacial.

Así pues, no es extraño, sino más bien abundante, encontrar en parajes con mayor elevación respecto al resto del entorno, o en cuevas, simas y profundos valles, los lugares comunes de peregrinación y romerías donde suele existir una ermita, monasterio o símbolo que relacione dicho emplazamiento con lo mágico y trascendental. Han sido estos mismos lugares los frecuentados habitualmente por hombres y mujeres de toda época y zona geográfica, que ataviados únicamente por la llamada interior de la paz y el descubrimiento, han acudido a ellos para vincularse a esa realidad mágica y sagrada que nos rodea.

Por tanto, puede decirse que el territorio que habitamos nos condiciona, penetrando en nuestro interior hasta marcar nuestra identidad. Así, ese mismo territorio que podemos recorrer también nos recorre por dentro, y en él podemos encontrar esos puntos mágicos, cada cual el propio, en el que la inspiración nos toma y la mente se aclara. Montañas desde donde la vista se expande y las ideas se elevan, o valles en los que el corazón encuentra abrigo y el alma sosiego.

De ahí que los seres humanos busquemos casi de forma instintiva los montes, valles y simas, como si de algún modo encontrásemos armonía y virtudes sanadoras en ellos. En suma, visitar un paraje natural con el que sentimos conexión es visitar un rincón en nuestro interior que nos acerca a nuestra auténtica naturaleza y, desde el cual, ciertos aspectos de nuestro ser pueden ordenarse o, al menos, puede generarse el espacio interno que propicie esa coherencia fundamental en todo proceso de sanación y crecimiento.

Christian Gilaberte, terapeuta en Rebirthing, técnico en organización y gestión de los recursos naturales y paisajísticos, monitor de actividades pedagógicas forestales. Actualmente en formación de Constelaciones familiares según el método Bert Hellinger.

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NOTA IMPORTANTE

Ninguna terapia puede convertirse en sustituto del diagnóstico y tratamiento del médico o profesional de la salud cualificado. El Instituto Valenciano de Terapias Naturales ofrece alternativas complementarias y nunca sustitutivas y no se responsabiliza del uso o mal entendimiento de estas. 

En nuestro equipo todos los profesionales se mueven dentro de esta filosofía y jamás se exceden de sus funciones a la hora de trabajar con una persona, estando sus  técnicas dentro de la legalidad y atendiendo a las personas que hayan sido diagnosticadas previamente por un médico, advirtiendo que el programa de salud es un complemento y  que nunca sustituye a las normas establecidas por el profesional sanitario correspondiente.