¿Qué hay detrás de una «rabieta» o desborde emocional infantil?

Desborde emocional infantil y otros interesantes temas relacionados con la crianza serán compartidos en nuestro espacio «Escuela de Familia». Descarga el PDF pinchando aquí: ESCUELA DE FAMILIA

Las temidas “rabietas” son bien conocidas por cualquiera que haya estado en contacto con niños.

Aún a día de hoy, aunque menos habitualmente, se siguen escuchando frases como “Es una tontería llorar por eso”, “Si no paras de gritar te castigaré”, “Llorar es de niñas”, “Tú eres mayor ya para hacer este tipo de cosas”… Frases que recuerdan a las que escuchamos nosotros en nuestra infancia, bien de nuestros padres o de los padres de nuestros amigos, y que solo son la repetición de un patrón de educación desajustado, que desconoce la realidad de la evolución emocional de los niños y sus necesidades educativas.

“Rabieta”, “pataleta”, “berrinche” son etiquetas con las que, sin darnos cuenta, ridiculizamos la experiencia emocional del niño, puesto que para él su reacción emocional es lo más natural del mundo. Y es que la tendencia como adultos es a evitar abordar las emociones de frente e intentar reprimirlas, sobre todo emociones como la ira o la tristeza, que la sociedad no ve con buenos ojos.

Pedimos a los niños que hagan lo que ni siquiera los adultos logramos hacer muchas veces: gestionar las emociones.

Esta pregunta es para los adultos: si tenéis un día en el que las cosas no salen como lo esperado, si sentís ganas de llorar, o incluso llegáis a perder los estribos, ¿os gustaría que os dijeran que estáis teniendo una rabieta?, ¿o preferiríais que os tendieran la mano y validaran vuestra emoción, por exagerada que fuera?

Lo mismo que tú respondas, es lo que un niño necesita: validación, ser visto y aceptado tenga la emoción que tenga. Que sienta nuestro amor incondicional en cada momento, lo cual no está reñido con poner límites. Aceptar que es nuestra labor ayudarle a gestionar mejor sus emociones, con paciencia y mucho amor, y que la “rabieta” es la única manera en que sabe expresar en estos momentos esa emoción que le desborda.

¿Qué tal si, en vez de llamarlas rabietas, las llamamos desbordes emocionales?

Una “rabieta”, “pataleta” o “berrinche” sugiere que, de alguna manera, el problema está en el comportamiento del niño, cuando lo que en realidad está sucediendo es que le faltan herramientas para entender y vivir sus emociones de forma adulta, lo cual es totalmente natural, porque aún es un niño.

Lo primero de todo es comprender que no hay emociones buenas ni malas, que son evolutivas y dependen, entre otros factores, del desarrollo madurativo cerebral. En los primeros cuatro años de vida los desbordes emocionales están a flor de piel en el día a día de los niños, pero, además, son positivos si podemos acompañarlos desde el respeto, la cercanía y ofreciendo estrategias de resolución de problemas adaptadas a su madurez evolutiva… Cada desborde emocional será una oportunidad para crecer juntos.

Sin embargo, cuando  bloqueamos estos desbordes, o incluso le castigamos por ellos, el niño no tendrá la oportunidad de aprender a gestionar sus emociones, solo a reprimirlas, y cualquier cosa que se bloquee termina saliendo por otro lado y de manera repentina.

Claves para gestionar los desbordes emocionales

  1. Mantén tú la calma. Es su desborde, no el tuyo. Tu rol es el de acompañar y brindarle ayuda para gestionar su emoción, que muchas veces se les queda muy grande a los niños y en ocasiones va a más, porque ellos mismos se asustan de lo que sienten, pero a nivel madurativo son incapaces de gestionarlo. 
  2. Deja que muestre la emoción y permanece junto a él en la medida de lo posible. No intentes negociar o hacerle razonar en el momento en el que estalla la emoción. Simplemente intenta darle la mano, bajar en altura al nivel de su mirada y transmitirle apoyo. 
  3. La prevención es una de las claves. Por ejemplo, saber que si el niño está cansado, tiene hambre o ha sido sobre-estimulado, lo más seguro es que estalle a nivel emocional. Por lo tanto, es interesante cubrir este tipo de necesidades para prevenir desbordes.
  4. Ayudar al niño a poner palabras a sus sentimientos y detectar las necesidades no cubiertas que pueda tener. Esto le ayuda a desarrollar la inteligencia emocional y a sentirse comprendido y escuchado.
  5. Después del desborde emocional, y después de haber podido conectaros a través de las palabras y del contacto físico (abrazos, caricias), podéis ofrecer herramientas para gestionar las emociones o poner remedio previo al desborde.
  6. Hacer algún tipo de ejercicio creativo sobre sus emociones. Crear juntos un diario de emociones donde pueda plasmar lo que siente, dibujar sus emociones, hacer un pequeño teatro o juego, leer en familia… Habremos de buscar las estrategias que con las que el niño se sienta más a gusto, disfrute trabajando en familia y además se sienta validado.

Espero que estas pautas te hayan servido para observar los desbordes de tu hijo (sobrino, nieto…) desde una mayor comprensión y consciencia y que te hayan podido inspirar ideas para conectar con el niño desde el respeto y el amor.

Dentro de muy poquito empezaremos un grupo de Escuela de Familia aquí, en el Instituto Valenciano de Terapias Naturales, en el que compartiremos nuestras experiencias de crianza y abordaremos estos temas y muchas otras cuestiones sobre las que los padres solemos tener dudas, pero, sobre todo, compartiremos un espacio donde maternar y maternarnos con respeto y empatía. Si tú también quieres unirte a este espacio de crianza natural y respetuosa, serás más que bienvenido.

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NOTA IMPORTANTE

Ninguna terapia puede convertirse en sustituto del diagnóstico y tratamiento del médico o profesional de la salud cualificado. El Instituto Valenciano de Terapias Naturales ofrece alternativas complementarias y nunca sustitutivas y no se responsabiliza del uso o mal entendimiento de estas. 

En nuestro equipo todos los profesionales se mueven dentro de esta filosofía y jamás se exceden de sus funciones a la hora de trabajar con una persona, estando sus  técnicas dentro de la legalidad y atendiendo a las personas que hayan sido diagnosticadas previamente por un médico, advirtiendo que el programa de salud es un complemento y  que nunca sustituye a las normas establecidas por el profesional sanitario correspondiente.