Desde entonces me llaman Miss Bach
¡Me levanto y me voy! Eso fue lo primero que pensé cuando nuestra formadora de Flores de Bach nos empezó a explicar en el primer seminario de esta materia cual era el principio desde donde actuaban estas esencias. Fue hace mucho tiempo, estaba estudiando Naturopatía y aún me quedaba mucho camino por recorrer.
Sabía que existía algo que se llamaba flores de Bach y pensaba que eran las propiedades de las propias flores, unos principios activos tangibles, lo que las hacían tan especiales, una especie de fitoterapia floral que impulsó un tal Bach. Ya me llamó la atención cuando esta misma profesora, María José Valcárcel, un año antes, se presentó ante la clase diciéndonos “yo sólo creo en la física cuántica y en el Dr. Bach”, toda una declaración de amor, que luego supo transmitirnos cuando nos las dio a conocer. Supongo que su pasión al hablar de ellas fue lo que hizo que me quedara en clase, y también una cierta curiosidad.
El poder de las flores de Bach viene de la vibración de su propia naturaleza como flor, para mí esto era un concepto totalmente nuevo, y eso fue lo que me paralizó, desconcertó y me dio el bofetón mental que casi me hace irme del aula. ¿Cómo que la vibración de la flor? ¿Qué significa eso? ¿En serio, eso es posible? No fui consciente entonces, pero ahora con la perspectiva de los años pasados y de la trayectoria que he tenido como terapeuta, me doy cuenta de la importancia que tuvo para mí ese momento; abrí la puerta y entré en un nuevo espacio totalmente desconocido para mí, el intangible universo de la energía, de eso que no vemos, para lentamente y con alguna resistencia inicial ir cayendo rendida totalmente a su “poderío” y a su fascinante camino de aprendizaje. Hoy no concibo la mirada hacia lo que nos pasa sin percibir ese campo energético que nos gobierna y rodea.
He de deciros que pasé de cero a cien en dos seminarios. Mi naturaleza es así, explosiva y apasionada, con todo lo que eso conlleva. No entendí como había vivido sin las Flores Bach, y no entendía como no las usaba todo el mundo, me puse en modo “repartir flores” a toda persona que me encontrara y me contaba cualquier cosilla que le pasaba, ahí estaba yo con el botecito preparado con la fórmula que yo pensaba que era la apropiada. Bendita ingenuidad e inexperiencia. Eso que ahora digo que no hay que hacer, yo lo practiqué sin medida. Eso supuso que mi pareja que me quiere, me conoce y me coge de los tobillos cuando me elevo demasiado, arrastrada por mi sobre entusiasmo, me regaló la famosa corona de “Miss Bach”. Digo famosa, porque he compartido muchas veces esta anécdota con las alumnas de naturopatía cuando les imparto seminarios de otras materias.
El motor que movió todo fue impulsado por el desconcierto que me produjo su eficacia. Es algo que aún hoy, tanto tiempo después me sigue maravillando. No dudo en afirmar que son las compañeras ideales para acompañar cualquier proceso, de hecho, en el IVATENA muchas/os de las/os terapeutas las usan como terapia complementaria. Y nuestra terapeuta floral, Susana Sardón, lleva años pasando consulta e impartiendo esta formación.
Algo que recalcamos a menudo: no os creáis lo que decimos, probadlo. Y eso es lo que os sugiero, probadlas, poneros en manos de un/a buen/a terapeuta floral y dejar que hagan su trabajo en vosotros/as. Y si te conquistan, te sugiero que hagas la formación. No sólo se trata de adquirir el conocimiento, te aseguro que es todo un revulsivo a nivel personal. Aún recordamos, María, Aroa y yo (sí, nos conocimos estudiando naturopatía 😉) aquellas clases y los “meneos” internos que nos tambaleaban a las tres y como veíamos cada flor, en cada comportamiento y actitud nuestras y de personas cercanas.
Conocer a Edward Bach es adentrarse en una época que en la que empezó despuntar otra mirada de la medicina, es conectar con un punto de inflexión en el enfoque terapéutico. A mí me resultó y me resulta aún hoy, muy inspiradora su vida, su legado y su trayectoria. Cuanta valentía, seguridad y aplomo se requiere para hacer lo que él hizo. Fue un movimiento de amor total al ser humano y al abordaje de la salud.
Si has llegado hasta aquí leyendo es porque quizá también haya en ti un Mister o una Miss Bach latente. Las treinta y ocho esencias están ahí desde los años treinta del pasado siglo, en breve hará cien años que están al servicio de todo el que las necesite. Cien años de experiencia con ellas en todo el mundo y yo las sigo viendo como si fuera un remedio nuevo, lleno de juventud y recorrido. Muy agradecida de haberme quedado sentada en aquella clase que transformó algo en mí y me llevó a dar los primeros pasos de quien soy hoy en día como terapeuta, formadora y codirectora del IVATENA.
🌿 ¿Y tú? ¿Sientes curiosidad por las Flores de Bach? ¿Te gustaría experimentar su poder transformador en tu vida?
Si estás pasando por un momento de estrés, ansiedad, bloqueos emocionales o simplemente quieres armonizar tu energía, nuestra terapeuta floral, Susana Sardón , está aquí para acompañarte en consulta. Una fórmula personalizada puede marcar la diferencia en tu bienestar. 💧✨
Y si, como yo, te enamoras de este sistema y quieres conocerlo en profundidad, te invitamos a nuestra formación en Terapia Floral . No es solo teoría, es un viaje de autoconocimiento, de transformación y de descubrimiento de las 38 esencias que han ayudado a tantas personas en el mundo. 💜
📍 Reserva tu consulta o solicita información sobre la formación en el IVATENA.
🔗 Escríbenos por mensaje directo o visita nuestra web www.ivatena.com
Suscríbete a nuestra Newsletter