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El criterio naturista: 7 principios de la Naturopatía

Oct 18, 2021

El criterio naturista es un marco que nos permite a los naturópatas escoger un tratamiento, técnica, sustancia o recurso frente a otro, basándonos en siete principios fundamentales cuyo objetivo es estimular los recursos internos de la persona en su búsqueda de la salud.

Como terapeutas naturales y holísticos, nos centramos en tratar a la persona, no la enfermedad que manifiesta, y para ello vamos más allá de los síntomas y observamos a la persona en su totalidad, con sus características físicas, mentales, emocionales, relacionales, sociales e incluso espirituales. Esto es esencial para poder elaborar un plan de acción (o de no acción) que favorezca el propio impulso curativo natural de la persona.

Por tanto, el criterio naturista no es una técnica, sino un marco de actuación que puede incluir incluso técnicas, sustancias y/o procedimientos de carácter seminatural y artificial. Unos puntos de sutura para coser una herida, la radiación infrarroja proyectada por una lámpara o una prótesis de titanio pueden formar parte del criterio naturista, siempre que el propósito de estas intervenciones sea el de favorecer el propio proceso de curación del organismo, sin menguarlo ni bloquearlo.

El criterio naturista está compuesto por siete principios fundamentales: Vis medicatrix naturae, Primum non nocere, Tolle totum, Tolle causam, Preventare, Efficacia y Docere. A continuación, abordaremos cada uno de ellos para formar un concepto completo y rico de este maravilloso sistema de entender la salud.

Vis medicatrix naturae

Esta afirmación puede traducirse como «el poder curativo de la naturaleza». La propia escuela hipocrática afirma: «El médico es un servidor de la naturaleza».

Todo ser viviente posee una fuerza intrínseca que, de forma natural, buscará la sanación de sus dolencias en cualquiera de los niveles que lo conforman. Es la fuerza natural de vida, que busca ordenar los sistemas en el cosmos, otorgándoles un propósito en clave a su propia naturaleza vital.

Todo sistema en este mundo está regido por dos fuerzas aparentemente opuestas. La primera de ellas busca el orden, mantener una estructura funcional y garantizar una perpetuidad. La segunda tiende a la entropía, es decir, al desorden, a la disolución y a la desorganización. Ambas fuerzas coexisten en cualquier ser viviente y elemento formador de la realidad.

El ser humano contiene ambas fuerzas en su interior, y su correcto equilibrio será la manifestación de un estado de salud, plenitud, vitalidad y armonía. La Vis medicatrix naturae son ambas fuerzas en colaboración, desarrollando un proceso de curación adecuado a la situación de la persona.

Por tanto, el papel del profesional sanitario, asesor de salud, terapeuta y/o acompañante es simplemente el de despejar las barreras que la persona ha interpuesto a su propia fuerza natural de sanación. De lo contrario las acciones o recomendaciones dirigidas a la persona consultante podrán estar erradas, al perder de vista la auténtica y única fuerza de salud, la cual reside en el ser humano que sufre por su enfermedad.

La mirada ante la enfermedad será una mirada inclusiva. La propia enfermedad es un proceso del organismo en busca de la sanación en alguno o varios de los niveles de existencia del ser humano.

Primum non nocere

Principio naturista fundamental a la hora de abordar terapéuticamente a un ser vivo: Primum non nocere o «lo primero es no hacer daño». Esta debe ser la primera premisa durante la relación terapeuta–paciente, garantizando no entorpecer en la Vis medicatrix naturae y salvaguardando el potencial de salud de la persona.

De hecho, a la hora de usar los recursos terapéuticos de los que se dispone, es de mayor importancia saber qué no hacer en una situación determinada, que hacer algo sin disponer de la seguridad de que dicha acción no será perjudicial para la persona sobre la que se realiza.

Por ejemplo, beber agua estancada y contaminada en caso de estar sediento, retirar el casco a un motorista en un accidente o tomar el sol abundantemente durante las horas centrales del día en caso de déficit de vitamina D, serían prácticas inadecuadas que pueden empeorar la salud de la persona afectada.

Por lo tanto, siempre se parte de la base de no dañar al paciente al usar la terapéutica, optando por las acciones o sustancias más amables, más seguras, menos dañinas y más eficaces posibles entre todo el abanico del que se dispone.

Por supuesto, ciertas prácticas terapéuticas, buscando la sanación, pueden producir en un primer momento cierto dolor, o incluso agravar temporalmente la sintomatología inicial, para dar paso posteriormente a una mejoría de la dolencia y a una recuperación más profunda. Un ejemplo de este caso sería el menken que aparece durante algunas sesiones de Shiatsu, una técnica terapéutica de digitopresión de origen japonés.

Tolle totum

Tolle totum o «tratar la totalidad» hace referencia a la naturaleza holística del ser humano, es decir, a considerar a la persona como un todo interconectado que va más allá de la propia suma de las partes que la componen.

El nivel o cuerpo físico son las células, tejidos, huesos y órganos. En él repercuten las acciones y hábitos que dirigen su efecto principal al cuerpo físico, como la dieta, ejercicio, reposo, higiene y muchas otras. Tres grandes subniveles dentro de este son el anatómico, el fisiológico y el bioquímico.

El nivel energético comprende el organismo como un sistema electromagnético, capaz de influenciar y verse influenciado por otras fuerzas del mismo orden. Será importante recoger datos de la persona sobre este campo: si existen cerca de su vivienda campos electromagnéticos de elevada potencia, como torres de telecomunicaciones o líneas de alta tensión, si vive sobre cursos subterráneos de agua, si su hogar presenta niveles elevados de radón, o si en su despacho o dormitorio existe algún tipo de geopatología.

El nivel emocional posee una inmensa energía de transformación y de llevar el estado de salud personal hacia el orden o hacia el desorden. Es sumamente importante dilucidar el universo emocional de la persona consultante y emplear recursos que logren una correcta integración y proceso de aquellas emociones que puedan estar limitando o condicionando su experiencia de vida.

El nivel mental es el origen subyacente de numerosos desórdenes. El sistema de creencias de cada ser humano, su forma de procesar la información y el modo en que responde a ella serán determinantes para entender sus procesos de enfermedad y su camino hacia la salud.

El nivel social del ser humano comprende el estado del mismo como parte indivisible de un sistema social mayor a él. La familia, el entorno laboral y la nación son algunos niveles sociales elementales de cada persona. El sentimiento de inclusión, respaldo, cooperación, colaboración y apoyo son factores que condicionan profundamente un estado de armonía y seguridad que contribuye a la salud.

Por último, el nivel espiritual hace referencia a la trascendencia, al sentimiento de perpetuidad, extensión y genuinidad íntimo de cada ser humano. La espiritualidad puede ser vivida a través de una tradición espiritual como el yoga o a través de una religión como el catolicismo. También puede experimentarse como un sentimiento de unidad y comunión con el resto de seres vivientes del planeta o desarrollando los propios dones y talentos.

No existen enfermedades sino enfermos, pues cada persona vive dicho proceso de un modo totalmente personal, siendo igualmente único el camino hacia la salud y la armonía.

Tolle causam

La traducción de este principio es: «tratar la causa». Es decir, abordar de forma terapéutica el origen de la enfermedad o dolencia, ayudando a la propia fuerza sanadora del organismo a solventar el problema de raíz.

En numerosas ocasiones, la medicina instaurada en los sistemas de salud nacionales solo neutraliza los síntomas de un desorden patológico sin atender a la causa real subyacente. No obstante, es importante atender a la etiología de una enfermedad para entender su naturaleza. Asimismo, en numerosas ocasiones hacer desaparecer los síntomas de una enfermedad se torna contraproducente, puesto que los síntomas son las señales que emanan del organismo y que muestran la progresión de la afección y su resolución.

Por ejemplo, hacer desaparecer la fiebre en un enfermo de malaria puede mejorar la sensación corporal de la persona; no obstante, la acción clave consiste en eliminar al parásito Plasmodium malariae, el cual infecta al organismo destruyendo sus glóbulos rojos. Una persona con vómitos podrá agradecer dejar de vomitar tomando un antiespasmódico estomacal, aun así, abordar la causa de los vómitos (intoxicación alimentaria, inflamación gástrica, etc.) será imprescindible para resolver su estado patológico.

En numerosas ocasiones será necesario abordar en primer lugar la sintomatología para, más tarde, atender a la causa de la enfermedad. Por ejemplo, en una crisis asmática con tos seca hay que suavizar la mucosa de las vías respiratorias para neutralizar el espasmo que causa la tos, relajar los tejidos de las vías respiratorias y no agravar la crisis. Primero se atiende lo urgente y después lo importante.

Por otro lado, una enfermedad no suele iniciarse por una sola causa, sino por la suma de varios factores. Las enfermedades son de origen multicausal. Una bronquitis aguda de origen viral puede aparecer por la infección de las vías respiratorias bajas del virus influenza, a consecuencia de un sistema inmune deprimido, y este a consecuencia de una vida estresante o un trauma emocional. Asimismo, los hábitos de vida como la dieta, el nivel de ejercicio físico, el contacto con la naturaleza y otros muchos factores serán determinantes en la morbilidad de un ser humano.

Preventare

Preventare o «prevenir» debería ser el protocolo de acción de cualquier ser humano que desea vivir en salud. Si entendemos la salud como un estado total de bienestar y no exclusivamente como la ausencia de enfermedad, la prevención se revela como el camino hacia una experiencia de vida saludable, óptima, próspera y armoniosa.

La prevención consiste en vivir ordenadamente en relación a la naturaleza. El agua de un río, por abundante y disponible que sea, no podrá ser aprovechada por quien no disponga de un recipiente para almacenarla. Del mismo modo, la salud que rodea al ser humano y que emana del mismo, será mucho mejor dirigida y aprovechada si la jarra (hábitos de vida, medidas preventivas, etc.) se encuentra en buen estado y es de alta capacidad.

Un amplio abanico de desórdenes de salud leves, moderados y graves pueden evitarse a través de la prevención. Vivir de forma coherente, ejercitar el cuerpo físico, mantener relaciones personales saludables, nutrirse de forma correcta, visitar de forma regular entornos naturales, disminuir la exposición a sustancias nocivas, reposar y otras muchas medidas garantizarán una menor incidencia de dolencias y afecciones.

Un estilo de vida preventivo es el gran remedio a epidemias de la era actual como la depresión, ansiedad, insomnio, cáncer, síndrome metabólico, trastornos cardiovasculares, demencias y enfermedades autoinmunes. Dolencias agudas y puntuales en el tiempo como epidemias de gripe o resfriados también pueden prevenirse empleando este criterio naturista. Una estimulación y fortalecimiento del sistema inmune a través de la ingesta de alimentos ricos en vitamina C, vitamina D, zinc, selenio y quercetina será muy oportuna en temporadas de infecciones virales. Así como una depuración de tóxicos del organismo a través de la sudoración intencionada, por ejemplo empleando una sauna fitoterapéutica.

Efficacia

El término «eficacia» significa: «capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera». El fundamento naturista de la eficacia advierte sobre la necesidad de que las acciones emprendidas de forma terapéutica o las sustancias (fármacos, plantas medicinales, homeopatía, etc.) que se administren logren generar un cambio real orientado hacia la salud.

En medicina es imprescindible garantizar la seguridad, la calidad y la eficacia de un producto o un procedimiento para tener luz verde por parte de los organismos reguladores y poder emplearlo e incluirlo en la cartera de servicios y productos.

Desde los años 90 del siglo XX se estableció un término en la comunidad científico-sanitaria y en los círculos académicos que resumía la línea general de trabajo a partir de ese momento: Medicina Basada en la Evidencia. La palabra anglófona evidence significa «pruebas, datos o indicios a favor de algo», revelando así la necesidad de demostrar a través de pruebas científicas el efecto determinado sobre el organismo de un procedimiento médico o de un fármaco concreto.

Docere

Docere es «enseñar». La enseñanza es un pilar básico en la relación terapeuta–cliente, pues es la enseñanza el vehículo que capacita a la persona enferma a establecer y mantener el estado de salud, y al terapeuta le permite nutrirse de nuevos conocimientos y experiencias que mejoren y favorezcan su labor.

El terapeuta o profesional sanitario posee cierta información en relación a la salud que el cliente o paciente ignora o no recuerda. Bien sea en materia de prevención, de preparados, de prácticas o de protocolos, la persona consultante aprenderá del terapeuta a valerse de las herramientas y recursos que se le muestren, siempre de forma segura y eficaz.

Es importante que el profesional logre hacer llegar el mensaje de la forma más apropiada al paciente. El mensaje, recibido por el paciente, resultará posibilitador y estimulante de la salud, sin agravar las causas que estén fomentando la dolencia por la que acude a consulta.

Siempre se elegirá la opción más amorosa para transmitir una información. La opción más amorosa es aquella que se ajusta en fondo y forma a la capacidad actual del paciente para recibir la información. En ocasiones, un abrazo de corazón puede ser más terapéutico que dos horas de disertación psicoemocional, o una escucha activa, atenta y sin juicios puede resultar más balsámica que una tonelada de información técnica sobre el asunto.

Se busca ante todo un compromiso íntimo de la persona con su propia salud, la responsabilidad de su propio proceso de enfermedad y sanación, y la independencia gradual del terapeuta a medida que se adquiere la autonomía suficiente.


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Estos son los siete principios del criterio naturista que empleamos todos los terapeutas formados en Naturopatía. Como habrás podido observar, se trata de unos principios que ponen a la persona y a su situación individual en el centro, tratándola a ella y, a través de ella, a la enfermedad. Esta es una vía que se vale del potencial curativo de la naturaleza, potencial que se encuentra en todas las personas sin excepción.

Al tomar la persona responsabilidad de su propia sanación, en lugar de simplemente recibir de forma pasiva sustancias e intervenciones por parte del médico, se produce un fortalecimiento de la persona a todos los niveles: físico, emocional, mental, social e incluso espiritual, al verse de nuevo capacitada para llevar una vida más saludable y plena.

Los naturópatas no podemos sino maravillarnos de la capacidad curativa y el enorme potencial para el cambio de las personas que acuden a nuestra consulta. Esta capacidad y este potencial son comunes a todos los seres humanos, sin importar su condición, y el naturópata no es más que el transmisor de un conocimiento y el acompañante de un proceso profundamente individual y único.

Si te interesa saber más sobre la Naturopatía, te invito a que conozcas la formación integral que ofrecemos en el Instituto Valenciano de Terapias Naturales. Una formación de tres años, vanguardista, multidisciplinar y rigurosa, que pone a la persona y su capacidad innata de sanación en el centro.

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Nota Importante. Ninguna terapia puede convertirse en sustituto del diagnóstico y tratamiento del médico o profesional de la salud cualificado. El Instituto Valenciano de Terapias Naturales ofrece alternativas complementarias y nunca sustitutivas y no se responsabiliza del uso o mal entendimiento de estas. En nuestro equipo todos los profesionales se mueven dentro de esta filosofía y jamás se exceden de sus funciones a la hora de trabajar con una persona, estando sus técnicas dentro de la legalidad y atendiendo a las personas que hayan sido diagnosticadas previamente por un médico, advirtiendo que el programa de salud es un complemento y que nunca sustituye a las normas establecidas por el profesional sanitario correspondiente.

CHRISTIAN GILABERTE

CHRISTIAN GILABERTE

Fitoterapeuta Holístico

Herbología y fitoterapia. Posgrado de fitoterapia por la Universidad de Barcelona. Técnico superior en gestión de recursos naturales. Medicina forestal. Profesor de la formación de Fitoterapia holística.

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