Los ácidos grasos omega-3 son esenciales para el funcionamiento óptimo del cuerpo humano. Estos nutrientes desempeñan un papel crucial en la salud cardiovascular, la función cerebral y la reducción de la inflamación. Sin embargo, no todos los omega-3 son iguales, y es importante considerar sus fuentes al planificar una dieta equilibrada.
Omega-3 de origen animal vs. origen vegetal
Tradicionalmente, los omega-3 de origen animal, especialmente los obtenidos de pescados grasos como el salmón, el atún y la caballa, han sido considerados la principal fuente de estos nutrientes. Estos pescados son ricos en EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico), dos formas de omega-3 que el cuerpo puede utilizar de manera eficiente.
Sin embargo, existen varias razones para reconsiderar el consumo de omega-3 de fuentes animales:
Sostenibilidad: La sobrepesca y la explotación de los recursos marinos están poniendo en peligro muchas especies de peces y sus ecosistemas. Optar por fuentes vegetales de omega-3 puede contribuir a reducir la presión sobre estos recursos naturales.
Contaminantes: Los peces, especialmente los de mayor tamaño, pueden acumular contaminantes como mercurio, dioxinas y bifenilos policlorados (PCBs), que pueden tener efectos negativos en la salud humana. Las fuentes vegetales de omega-3 están libres de estos contaminantes.
Ética y bienestar animal: Para aquellos que siguen dietas basadas en principios éticos, como el vegetarianismo o el veganismo, evitar productos de origen animal es una prioridad. Las fuentes vegetales de omega-3 son una alternativa compatible con estos estilos de vida.
Pero a veces, tanto si ya optas por una dieta basada en plantas como si te lo estás planteando, es normal que te surjan ciertas dudas sobre cómo obtener ciertos nutrientes esenciales, como los ácidos grasos omega-3. A continuación, veremos cómo obtener omega-3 de fuentes vegetales y su necesario equilibrio con el omega-6. Este artículo se basa en la evidencia científica más reciente, aunque aún es necesario más investigación para definir con precisión la necesidad de suplementación con DHA.
Equilibrio ideal entre omega-6 y omega-3
Para tomar decisiones informadas sobre la ingesta de omega-3, es crucial entender su interacción con los ácidos grasos omega-6, su estructura, conversión y los beneficios y riesgos de una dieta rica en estos lípidos.
En el mercado existen suplementos que combinan omega-3, 6 y 9, pero generalmente no son la mejor opción nutricional. La falta de información lleva a algunas personas a pensar que «más es mejor», lo cual no aplica a estos ácidos grasos. Los omega-3 y omega-6 deben mantenerse en equilibrio; un exceso de omega-6 requiere un mayor aporte de omega-3 para contrarrestar sus efectos.
No todos los omega-6 son iguales. Los provenientes de fuentes animales, especialmente de animales alimentados con cereales, son más inflamatorios debido al ácido araquidónico. En España, los principales aportes de omega-6 provienen de productos animales y aceites, como el de oliva.
Para una salud óptima, se recomienda un equilibrio de 4:1 o 2:1 de omega-6 a omega-3; es decir, tendría que haber hasta cuatro veces más cantidad de omega-6 que de omega-3, o incluso solo el doble. No obstante, en la dieta moderna, esta proporción se ha desequilibrado, situándose en ratios mucho más altos, llegando incluos a situarse en un 10:1, 20:1 o incluso 40:1.
Una dieta vegetariana o vegana basada en alimentos integrales y no procesados puede necesitar menos omega-3, pero no significa que puedan prescindir totalmente de él.
Tipos de Omega-3: ALA, DHA y EPA
El omega-3 se presenta en tres formas principales: ALA (ácido alfa-linolénico), EPA (eicosapentaenoico) y DHA (docosahexaenoico). El ALA, de origen vegetal, se convierte en EPA y DHA, más comunes en pescados. Fuentes ricas en ALA incluyen hojas verdes, frutos rojos, semillas de chía, lino y nueces.
El cuerpo puede convertir ALA en EPA y DHA, aunque la eficiencia de esta conversión varía entre individuos y está influenciada por factores genéticos, epigenéticos y dietéticos. Estudios sugieren que la conversión puede mejorar al dejar de consumir pescado.
Los factores que inhiben la conversión son:
Altas cantidades de grasas saturadas, grasas trans, colesterol y azúcar en la dieta.
Un nivel alto de azúcar en la sangre, diabetes.
Genética: según la cantidad y/o eficiencia de la enzima conversora a DHA.
Altos niveles de estrés.
Muy poco zinc, magnesio, calcio, biotina, vitamina C, vitamina B3 y vitamina B6 y demasiada vitamina A, cobre.
Estudios recientes indican que la ingesta de curcumina mejora el ratio de conversión de ALA a DHA.
Proporciones de ácidos grasos desequilibrados (demasiado omega-6).
El consumo de ciertos medicamentos.
Una alta ingesta de alcohol o drogas.
Sexo: las mujeres parecen convertir ALA a EPA mejor que los hombres.
Edad: las personas mayores parecen convertir peor ALA a EPA.
Fuentes vegetales de omega-3
Las plantas también ofrecen excelentes fuentes de omega-3, principalmente en forma de ALA (ácido alfa-linolénico), que el cuerpo puede convertir en EPA y DHA, aunque de manera menos eficiente, como ya hemos visto anteriormente. Algunas de las mejores fuentes vegetales incluyen:
Semillas de Chía: Ricas en fibra y antioxidantes, las semillas de chía son una excelente fuente de ALA.
Semillas de Lino: Estas semillas no solo son ricas en omega-3, sino que también aportan fibra y lignanos, que tienen propiedades anticancerígenas.
Nueces: Una opción sabrosa y nutritiva que puede incorporarse fácilmente en diversas recetas.
Aceite de Algas: Esta es una de las pocas fuentes vegetales que contiene EPA y DHA directamente, y es especialmente útil para quienes buscan una alternativa más cercana a los omega-3 de origen animal.
Incorporar omega-3 en la dieta es fundamental para la salud, pero es igualmente importante considerar las fuentes de estos nutrientes. Optar por fuentes vegetales de omega-3 puede ofrecer beneficios adicionales en términos de sostenibilidad, seguridad y ética. Con una planificación adecuada, es posible cubrir las necesidades de omega-3 a través de una dieta basada en plantas, asegurando una nutrición óptima y responsable.
Sin embargo, estudios indican que muchos veganos podrían tener niveles insuficientes de DHA, aunque es necesario más investigación para comprender plenamente sus necesidades. Optimizar la dieta con fuentes ricas en ALA y otros cofactores puede ser suficiente para mantener niveles adecuados de DHA en la mayoría de las personas.
Para asegurar una ingesta adecuada de omega-3 en una dieta vegana:
Consumir una o dos cucharadas de semillas de lino, chía o cáñamo al día (trituradas).
Mantener una dieta variada y rica en nutrientes para apoyar la conversión de ALA a DHA.
Considerar la suplementación con DHA de algas si es necesario.
Recuerda que una dieta basada en plantas bien planificada puede proporcionar todos los omega-3 necesarios para una buena salud sin recurrir al pescado, contribuyendo también a la sostenibilidad ambiental.
Formación en Cocina Saludable
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AROA FERNÁNDEZ FERRER
Codirectora del IVATENA
Codirectora del IVATENA. Naturópata higienista formada en distintas técnicas de desarrollo, mediación y crecimiento personal. Acompañante en procesos de cambio de hábitos y estilo de vida. Formadora especializada en alimentación energética y cocina saludable, vegana y vegetariana.
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