En estos momentos, más de un 80% de la población mundial recurre al uso de plantas medicinales o productos fitoterápicos al menos una vez en su vida. En España, alrededor del 40% de las personas con afecciones crónicas recurre de forma habitual a esta disciplina terapéutica.

Y es que, el uso de plantas medicinales o sus preparados son útiles en más del 90% de las dolencias por las que se acude a asistencia primaria, ya que estas visitas al médico de familia suelen deberse a afecciones de carácter leve, moderado o crónico, problemáticas en las que la fitoterapia tiene su máxima eficiencia.

Este hecho no es casual. Desde los más remotos orígenes de la humanidad hemos empleado las plantas silvestres de nuestro entorno más inmediato para remediar un amplio abanico de trastornos y enfermedades. A través de la observación, de la propia experiencia e, incluso, de la conexión trascendental, los seres humanos hemos recibido la información necesaria que nos ha permitido conocer qué plantas, o mejor, qué partes de las plantas, son virtuosas en la sanación o, por el contrario, pueden resultar peligrosas y comprometer seriamente nuestra salud.

Este conocimiento adquirido por nuestra especie pronto se convirtió en crucial, pues esta información tenía el inmenso poder de hacernos sobrevivir y de mejorar nuestra calidad de vida, entregando a quién la poseyese una formidable ventaja frente a otros grupos humanos.

Asimismo, nuestra pretérita y genuina cosmovisión hacia lo natural, dotaba de vida a los elementos que integran la naturaleza, como minerales, ríos, vientos y, por supuesto, seres vegetales. Así, cada planta era habitada por una dríada, una suerte de ninfa cuya vida estaba ligada a la planta que guardaba, pues ambas eran realmente un solo ser.

Si la persona en cuestión era lo suficientemente sensible y el ritual era el adecuado, la fina membrana que separa el mundo feérico y el mundo humano se tornaba permeable y la comunicación entre ambas realidades se establecía. De este modo, se instauraban alianzas y se lanzaban peticiones, dirigidas a establecer beneficios para ambas partes, como lluvias en épocas secas, cosechas saludables y generosas, protección frente a entidades negativas o salud en caso de enfermedad, entre otras muchas.

Por ello, el conocimiento se convirtió en tradición, y la tradición se tornó eminentemente práctica, colmada de rituales y aderezada por la experiencia obtenida. Saúcos, tomillos, hipéricos, lavandas, ajenjos, ortigas, hisopos, nogales, castaños y un sinfín de plantas pasaron a constituir el arsenal terapéutico de nuestras comunidades, viajando a través del tiempo hasta nuestros días.

Así es como hoy, pese a que parte de la información ha podido extraviarse entre los resquicios de las eras, disponemos de un inmenso legado de tradición herbal terapéutica europea, la cual nos muestra cómo encontrar, cultivar, emplear y aplicar un ingente número de plantas medicinales para así aprovechar sus balsámicas virtudes.

PROGRAMA

• Introducción a la tradición herbal europea.
• Fitoterapia racional y etnofitoterapia.
• Conexión con la sabiduría ancestral vegetal.
• Acción terapéutica de las principales plantas medicinales.
• Cualidades energéticas de las principales plantas medicinales.
• Plantas sagradas y plantas de poder.
• Aplicaciones prácticas.
• Elaboración de preparados elementales (tinturas, aceites, glicerados y otros)

Información

• Fecha: 20 y 21 de febrero de 2021.
• Horario: Sábado de 10h a 14h y de 16h a 20h. Domingo de 10h a 14h.
• Precio: 150€ + 20€ de matrícula.

Si estás interesad@ en este curso, es necesario reserva de plaza previa. Puedes llamarnos al 96.003.41.19 y te explicamos cómo hacerlo.

¡Te esperamos!