En Occidente se conoce principalmente el Reiki como una modalidad de terapia natural holística que nos ayuda a lograr el bienestar y el equilibrio de todas las áreas de nuestro propio organismo o del organismo de otras personas. Se realiza por medio de la imposición de manos, a través de las cuales podemos canalizar y transmitir la energía vital. También nos sirve de ayuda para un mayor crecimiento personal y expansión de nuestra conciencia.

Sin embargo, el Reiki no es solo una técnica de sanación, sino que se trata de una forma de vida, una manera de ver las cosas Los japoneses tienen una palabra que define lo que ocurre en una persona que practica Reiki: anshin ritsumei, que podríamos traducir como "el camino hacia la felicidad". La palabra Reiki está compuesta por dos vocablos de origen japonés: rei – ki. Ambos se refieren a distintas formas de energía consideradas fundamentales: el rei sería la energía Universal, aquella que conecta a todos los seres entre sí, y el ki, a su vez, se referiría a la energía Vital, la que circula dentro del organismo de cada ser vivo y que puede ser más o menos intensa y de mayor o menor calidad.

La práctica y utilización del Reiki en nuestra vida nos regala beneficios para cantidad de aspectos y a diferentes niveles: emocional, físico, mental y espiritual. A nivel emocional, nos procura felicidad, paz, liberación de problemas sentimentales, alegría, equilibrio; a nivel físico, favorece el alivio de dolencias, dolores menstruales, migrañas, disfunciones metabólicas...; a nivel mental ayuda a eliminar ansiedad y estrés, hábitos dañinos, insomnio, depresión; a nivel espiritual, el Reiki nos lleva a comprender y aceptar lo que somos en realidad.