Los movimientos de exclusión y de integración en Constelaciones Familiares se encuentran estrechamente relacionados, ya que es a partir de los movimientos de exclusión que los movimientos de integración pueden tener lugar, en una etapa posterior.
La palabra integrar tiene distintas acepciones según la RAE, entre ellas: «completar un todo con las partes que faltaban», o «hacer que alguien o algo pase a formar parte de un todo». Esto es precisamente lo que sucede en casi todas las constelaciones familiares, que una persona o un suceso difícil o doloroso (de la propia vida o del sistema familiar) puede ser integrado a un nivel muy profundo a través de la constelación. Por tanto, los movimientos de integración se dan cuando aquello apartado o excluido, que formaba parte de ese todo inicial, regresa de nuevo y ocupa el lugar que le corresponde. Es entonces cuando, como resultado de esa integración, la solución puede tener lugar.
¿Pero cómo es que sucede todo este proceso? Lo vamos a trabajar a través de la aplicación práctica a nuestra realidad.
Los movimientos de exclusión y de integración en nuestra vida
Los conflictos que pueden dar lugar a movimientos de exclusión pueden tener distintas intensidades y ser desde muy pequeños a muy grandes. Pueden ir desde un simple «no me gusta» hasta un gran conflicto o rechazo personal; desde un malentendido con otro miembro de mi familia, hasta un no querer saber nada de él; y en los grupos, desde un «son diferentes a mí» (con distintos valores, forma de ver la vida, opiniones…), hasta una guerra entre naciones.
Seguramente podemos detectar conflictos en distintos ámbitos de nuestra vida (personal, familiar, social…), pero ¿cómo saber si estamos apoyando un movimiento de exclusión o, por el contrario, moviéndonos hacia la integración?
Te propongo responder a las siguientes preguntas lo más honestamente posible, lo que puede servirte como un estupendo ejercicio de revisión personal sobre la exclusión y la integración en tu vida.
- En mi vida: ¿Hay alguien que me cueste aceptar, que me moleste mucho o directamente que rechace? ¿Hay algún suceso de mi presente o de mi pasado que resulte especialmente doloroso o difícil para mí?
- En mi familia: ¿Hay algún suceso del que nadie habla o alguna persona que vive (independientemente del origen que dio lugar a esa situación) apartada de la familia? (Tanto en nuestra generación actual como en alguna generación anterior. Es importante considerar también los abortos, pérdidas o niños que nacieron y murieron, pues con frecuencia son olvidados).
- En la sociedad: ¿Formo parte de alguna agrupación de personas (asociación o grupo del tipo que sea) que frecuentemente entre en conflicto o rechace a otro grupo de personas? ¿Me cuesta aceptar los valores o ideas de aquellos que son diferentes a mí? (No quiere decir que los comparta, pero sí que los respete o entienda).
Todas estas preguntas nos llevan a la reflexión y a sacar a la superficie aquellas cuestiones más difíciles para nosotros, pues lo que rechazamos es a veces como esa piedrecita en el zapato que sabemos que está pero que no nos molestamos en quitar, por no parar y seguir adelante. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que el primer paso para resolver algo es darnos cuenta de ello, puesto que no puedo resolver algo de lo que no soy consciente.
¿Y qué hacemos con todo aquello que hemos detectado que es o ha sido rechazado o excluido?
Tras darnos cuenta de que está ahí, miramos cada aspecto que nos ha surgido en el ejercicio. Lo hacemos con una mirada que intenta decir: «Sí. Sí, ahora te veo. Me doy cuenta de que estás ahí». Esta es una mirada integradora. Si lo hacemos con recogimiento y de corazón, este acto puede poner en marcha un movimiento interno dentro de nosotros, donde lo mirado puede tender a ser incluido, para posteriormente (quizás más adelante) ser mirado con aceptación e incluso con amor, con un: «Asiento a ti y a lo sucedido tal y como es/como fue«.
Si detectamos que alguno de estos aspectos es especialmente importante para nosotros o difícil de integrar, entonces se puede abrir un trabajo de constelaciones específico para trabajar aquello que en mi vida me representa tanta dificultad, pues en constelaciones este proceso es más sencillo, ya que se trabaja a través de la propia constelación. Será la constelación la que nos mostrará el trasfondo de nuestro problema, trabajando con aquello que no fue incluido (correspondiente a nuestra vida o a nuestra familia).
Por ejemplo, al integrar a uno o varios miembros excluidos u olvidados de nuestro sistema familiar, quizás nosotros o generaciones posteriores ya no necesiten repetir los destinos de esos ancestros, en un intento inconsciente de reintegrar aquello que fue apartado y que formaba parte de la familia. Es por ello que en Constelaciones Familiares dirigimos nuestra mirada especialmente hacia aquello o aquellos que son o fueron rechazados, excluidos u olvidados. Este es uno de los motivos por los que las constelaciones son tan sanadoras.
Lo que nos conduce a la paz, tanto a nivel interno como externo
Es en nuestro pequeño círculo, en nuestro ámbito personal, familiar y social, donde cada uno de nosotros podemos apoyar la integración, y por tanto la búsqueda de una solución, de la reconciliación y de la paz, tanto interna como externa, pues el exterior no es más que un reflejo de todo lo que nos sucede a nivel interno.
En uno de sus libros, Bert Hellinger dice: «¿Qué es lo que lleva a la paz y la reconciliación en la propia alma? El desarrollo personal y el crecimiento solamente son posibles cuando incluimos todo aquello que previamente excluimos» (de su libro La paz inicia en el alma).
Al fin y al cabo, ¿cómo puedo contribuir a crear más paz en el mundo si en mi mundo, con mi familia, amigos e incluso conmigo misma estoy en conflicto?
De ahí la importancia de profundizar en nuestro propio proceso personal. De detenernos, sentarnos, quitarnos el zapato y retirar esa piedrecita que nos molestaba. No desde el rechazo o el no querer ver, sino desde el mirarla y el darnos cuenta de que estaba ahí. Si llamaba nuestra atención era por algo: estaba fuera de lugar, necesitaba volver a la tierra, ahí donde tenía que estar.
Más allá de estos procesos podemos estar tranquilos, pues si hay algo que las Constelaciones Familiares también nos han mostrado, gracias a los Movimientos del Espíritu (evolución de las Constelaciones Familiares tradicionales) es que: «La fuerza que actúa a través de constelaciones conduce siempre a una reconciliación, a una integración: la gran Alma busca la integración» (Hellinger, La paz inicia en el alma).
Solamente tenemos que dejarnos guiar.
Profundiza en Constelaciones Familiares
Espero que estas líneas te hayan servido para la reflexión, a la vez que como invitación para profundizar todavía un poco más en tu propio proceso personal. Un camino que en ocasiones no es fácil, pero que siempre merece la pena.
Quienes conocen las Constelaciones saben que es una estupenda herramienta para impulsar el propio crecimiento y desarrollo personal. Nos ayudan a realizar esos movimientos de integración de forma rápida y profunda, llegando más lejos de lo que podríamos por nuestra cuenta. Es posible trabajar con nuestro sistema familiar tanto en sesión individual como en taller grupal, o realizar una exploración más profunda e intensa a través de la formación de Constelaciones Familiares, que además de ser todo un camino de crecimiento personal, también te capacita para ejercer como facilitador de constelaciones.
Nota Importante. Ninguna terapia puede convertirse en sustituto del diagnóstico y tratamiento del médico o profesional de la salud cualificado. El Instituto Valenciano de Terapias Naturales ofrece alternativas complementarias y nunca sustitutivas y no se responsabiliza del uso o mal entendimiento de estas. En nuestro equipo todos los profesionales se mueven dentro de esta filosofía y jamás se exceden de sus funciones a la hora de trabajar con una persona, estando sus técnicas dentro de la legalidad y atendiendo a las personas que hayan sido diagnosticadas previamente por un médico, advirtiendo que el programa de salud es un complemento y que nunca sustituye a las normas establecidas por el profesional sanitario correspondiente.

CARMEN MARÍA MARTÍ INSA
Terapeuta y facilitadora de Constelaciones Familiares. Doctora y Licenciada en Ciencias Ambientales e I. T. Forestal por la UPV. Diplomada como facilitadora de constelaciones familiares por la Hellinger®schule (Alemania), formada con el creador del método Bert Hellinger, su esposa Sophie, y los docentes autorizados de la Hellinger®schule. Es miembro de la Hellinger®sciencia. Realiza sesiones individuales y talleres grupales de constelaciones familiares. Formada en LNT®, Somatic Experiencing®, Rebirthing, Reiki, Registros Akáshicos y Flores de Bach.
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