Se tiene la creencia de que los baños de vapor se originaron en el norte de Europa hace más de cuatro mil años. A día de hoy, en países fríos como Finlandia, Rusia, Suecia, etc. sigue siendo una parte fundamental de su cultura.
En nuestra época muchas personas usan estos espacios como práctica saludable para desintoxicar su organismo a través del sudor y para relajarse, pero en sus inicios esto no se utilizaba con este fin. Se hacían bajo tierra y era un medio de supervivencia.
Las saunas antiguas se hacían dentro de las cuevas o en hoyos cavados en la tierra. Ambos espacios los sellaban con pieles de animales y así mantenían el fuego a lo largo del día. Las piedras en las que se colocaba la leña conservaban el calor de la hoguera una vez que se apagaba. Y posteriormente echaban agua y plantas medicinales sobre las piedras que estaban aún muy calientes, originando un vapor medicinal que calentaba y desinfectaba el lugar. Este es probablemente el origen del temazcal azteca.
En las zonas del norte donde el invierno era muy severo, estos espacios también funcionaban como cocinas, baños e incluso hospitales, y estaban activos durante todo el año. Estos baños de vapor también eran un espacio sagrado. Las mujeres los usaban cuando iban a dar a luz, pues gracias al calor y el efecto de las plantas medicinales el espacio de la sauna estaba más libre de patógenos, y se empleaban también en celebraciones y rituales importantes.
Estos lugares no son propios solo de Europa del norte, los arqueólogos han encontrado grandes similitudes en todo el mundo antiguo. De esta manera, también los habitantes de América y Asia utilizaban en sus ceremonias cabañas que funcionaban como un espacio para generar vapor.
De hecho, ha surgido la teoría de que Stonehenge pudo haber funcionado como una gran sauna, y se han encontrado más de estos círculos en otras zonas donde las temperaturas son muy bajas en época invernal. En países como Finlandia o Estonia esta tradición sobrevivió y continúa hasta nuestros días, pero en otras zonas fue desapareciendo con los años, y dejó de ser algo cotidiano en la vida de las personas. Desaparecieron casi abruptamente, y se cree que fue la llegada de la Ilustración lo que provocó este cambio repentino en las costumbres de los pueblos.
En este periodo la humanidad se entrega a la ciencia y la razón por encima de todo, también prima la libertad individual sobre las verdades divinas y las de la Iglesia. Todos estos cambios mentales y, por lo tanto, de conducta fueron los que se cree que propiciaron el cambio y la desaparición de esta arraigada costumbre. La idea de que estos espacios eran también un lugar de superstición y prácticas religiosas hizo que se relegaran al olvido como un vestigio del mundo antiguo y del pensamiento ancestral.
Sin embargo, con el transcurrir de los años la misma ciencia es la que ha revelado que estos espacios traen muchos beneficios tanto al cuerpo como a la mente. Así se crearon las saunas eléctricas, las cuales a mitad de 1900 se hicieron populares en países como Estados Unidos. Este avance puso al alcance de muchas personas estos baños, haciéndolos más accesibles.
Estas modificaciones en su estructura y su popularidad hicieron que se modificara la idea que tenemos sobre estos baños, los cuales comenzaron a verse como un lugar de esparcimiento, relajación y ocio y no más como lugar de tradición. Atrás quedaron las cuevas, las piedras y la leña, aunque en los temazcales chamánicos aún podemos encontrar algo similar.
En nuestro tratamiento del baño de vapor fitoterapéutico recuperamos este saber ancestral adaptándolo a las necesidades que nuestro organismo tiene hoy en día, que os aseguro que son bien parecidas a las que tenían nuestros antepasados. El calor, el sudor y las plantas en combinación siguen siendo una manera fácil y muy efectiva de recuperar y mantener nuestro óptimo estado de salud y también, por qué no, de conectar de nuevo con ese saber que nuestra especie desarrolló cuando estaba en plena conexión con todo lo que nos rodea.
Nota Importante. Ninguna terapia puede convertirse en sustituto del diagnóstico y tratamiento del médico o profesional de la salud cualificado. El Instituto Valenciano de Terapias Naturales ofrece alternativas complementarias y nunca sustitutivas y no se responsabiliza del uso o mal entendimiento de estas. En nuestro equipo todos los profesionales se mueven dentro de esta filosofía y jamás se exceden de sus funciones a la hora de trabajar con una persona, estando sus técnicas dentro de la legalidad y atendiendo a las personas que hayan sido diagnosticadas previamente por un médico, advirtiendo que el programa de salud es un complemento y que nunca sustituye a las normas establecidas por el profesional sanitario correspondiente.

ISABEL LLANO BLANCO
Codirectora del IVATENA
Naturópata con especialidad en estímulos naturales, higienismo, flores de Bach y tóxicos ambientales. Facilitadora de Constelaciones Familiares. Realiza talleres de Constelaciones. Especializada en Salud Geoambiental titulada por el Instituto para la Salud Geoambiental y la Escuela de Salud Integrativa. Imparte formación de Constelaciones, Salud Geoambiental y Estímulos Naturales.

MAMEN PEIRÓ
Terapeuta Holística
Titulada en Salud Integrativa. Curso de Masaje Energético. Curso de Liberación Emocional. Baño de vapor fitoterapéutico.
¿QUIERES SABER MÁS O APUNTARTE?
Escoge la opción que más te guste: email o teléfono. Estaremos encantados de ayudarte.
Suscríbete a nuestra Newsletter