Bert Hellinger dedicó una parte importante de su trabajo (para muchos la parte más conocida) a descubrir y desarrollar las Órdenes del Amor. Dichos órdenes son a día de hoy una de las principales bases sobre las que se asientan las constelaciones familiares.
Se trata de los principales órdenes o leyes que rigen la vida. Al igual que ocurre con la ley de la gravedad, la cual no importa si la conocemos o no, o si creemos en ella o no (igualmente ésta ley actúa en nuestra vida), lo mismo sucede con los órdenes del amor. No importa si los conocemos o no, o si creemos en ellos o no para que estos órdenes operen en nuestras vidas. Los órdenes del amor actúan en todas las relaciones humanas, y lo hacen en cualquier momento y en cualquier situación, independientemente de que seamos conscientes de ellos o no.
A través de su trabajo como «ayudador de otros» y gracias a las constelaciones familiares, Hellinger observó que había movimientos que las personas realizaban que facilitaban el que la felicidad y el amor en una familia fluyeran, mientras que había otros movimientos que parecían llevar precisamente en la dirección contraria. Si cualquier ser humano lo que quiere es ser feliz, entonces: ¿Qué conducía a algunas personas a ir en contra de su propia felicidad? ¿acaso existían patrones que consciente o inconscientemente llevaban en una u otra dirección? Por su trabajo con constelaciones parecía que sí.
Entonces se propuso averiguar más sobre estos movimientos inconscientes y realizó, entre otras muchas, las siguientes observaciones:
- Las dinámicas o patrones inconscientes que salían a la luz gracias a las constelaciones familiares para una persona (y que después tenían una manifestación en su vida real) mostraban el movimiento interno profundo de esa persona.
- Este movimiento solía estar relacionado o condicionado por los movimientos de otros miembros cercanos de su sistema familiar, independientemente de si la persona los conocía directamente o no (algunos podían haber fallecido ya e igualmente tener una influencia importante).
- El sistema familiar podía tener mayor peso que el individuo en temas de destino, e inducir a movimientos de éxito o de fracaso, de felicidad o de infelicidad, de abundancia o de desdicha a algunos de sus miembros, en función de su necesidad de ordenar algún movimiento ya desordenado en el pasado, incluso si éste había ocurrido varias generaciones atrás.
Si esto era así: ¿Podía hacer algo el individuo frente a esas fuerzas en ocasiones mayores que él, que podían llegar a dirigir su vida? ¿tenía margen de maniobra? ¿se podía cambiar el fracaso en éxito, la enfermedad en salud, o la desdicha en felicidad? ¿cómo hacer para ir a favor de la corriente de la vida y no en contra?
La solución o la respuesta a muchas de estas preguntas las aportó Hellinger a través de los Órdenes del Amor. Si bien en este artículo no voy a profundizar en ellos (me gustaría hacerlo en algún artículo posterior), por el momento me gustaría simplemente destacar que: «Existen unos órdenes que rigen la vida y que ayudan a que ésta pueda fluir más fácilmente«. Sin olvidar que: «Tener una actitud de querer estar en sintonía con esos órdenes es importante«, lo que nos lleva al siguiente punto.
Primero es el Orden, después el Amor
Personalmente si tuviera que elegir una frase de Hellinger que resumiera su trabajo sería la siguiente (es imposible una sola frase, pero elegiría ésta): «El orden viene primero, después el amor».
¿Quiere decir esto que el amor no es importante? No, sin duda es lo que más nos importa pero para que este amor se mantenga es necesario un orden que lo sostenga. El orden sería como los cimientos, la estructura sobre la que nuestra casa se asienta, y si queremos construir nuestra vida sobre cimientos sólidos, que se mantengan en el tiempo, que resistan a los temporales, y que sean fuente de felicidad para nosotros y para los que nos rodean, es necesario que primero exista un orden.
Para finalizar me gustaría compartiros un pequeño texto de Hellinger respecto de este tema (extraído de su libro que precisamente se titula: «Órdenes del Amor»):
«El amor es una parte del orden. El orden precede al amor, y el amor únicamente puede desarrollarse en el marco del orden. El orden nos viene dado. Pretendiendo invertir esa relación, queriendo cambiar el orden a través del amor, se fracasa forzosamente. Es imposible. El amor se subordina a un orden y después puede prosperar, de la misma manera que una semilla se hunde en la tierra para crecer y florecer ahí«.
Profundiza en Constelaciones Familiares
Así pues primero va el orden y a éste le sigue el amor. El amor es casi una consecuencia de ese orden, y no al revés. En esa dirección va el trabajo que tiene lugar en cada una de las constelaciones que realizamos, bien sea en un taller grupal, en una sesión particular o individual; y que se trabaja en profundidad en la formación de constelaciones familiares.
Nos ordenamos allí donde ha habido algún desorden, y como resultado de ese nuevo orden nuestra vida mejora considerablemente. Es todo un proceso y el camino en ocasiones no es fácil, pero el resultado merece y mucho la pena.

CARMEN MARÍA MARTÍ INSA
Terapeuta y facilitadora de Constelaciones Familiares. Doctora y Licenciada en Ciencias Ambientales e I. T. Forestal por la UPV. Diplomada como facilitadora de constelaciones familiares por la Hellinger®schule (Alemania), formada con el creador del método Bert Hellinger, su esposa Sophie, y los docentes autorizados de la Hellinger®schule. Es miembro de la Hellinger®sciencia. Realiza sesiones individuales y talleres grupales de constelaciones familiares. Formada en LNT®, Somatic Experiencing®, Rebirthing, Reiki, Registros Akáshicos y Flores de Bach.
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