¿Qué diferencia un profesor de un maestro? ¿Cómo sabemos que lo que nos están enseñando tiene validez y credibilidad? ¿Cómo utilizar lo que sabemos de modo que mejoren las condiciones de nuestra vida? ¿Cuándo estamos dejando de aprender?

“Esto es así”, te dicen, y tú te lo crees a pies juntillas. Nuestro sistema educativo en su gran mayoría tiene este aspecto “educativo” del profesor que explica la lección y el alumno que debe estudiar lo que se ha dicho en clase y repetirlo como un loro. Memorizamos desde pequeños, nos enseñan que hay que estudiar y que te tienes que saber la lección y demás, para poder aprobar el dichoso examen. Algunos se hacen expertos en aprobar exámenes y se congratulan entre ellos menospreciando a los menos habilidosos, o según el baremo establecido por la educación actual, los menos inteligentes. ¿Creemos de verdad que son menos inteligentes los que no aprueban exámenes? Una gran mayoría piensa esto. Actualmente también se designa como enfermedad cuando una persona no puede o no sabe estudiar o no capta o no comprende bien lo que le están explicando. ¿Son los alumnos los que tienen un problema o son los profesores?

Digamos que hay diferentes profesores y diferentes alumnos y mucha polémica en este tema, por cierto; pero lo más interesante es que no se plantean dudas… o quizá algunas, pero pocas, en cuanto al sistema educativo. Porque realmente, ¿qué sucede con nuestro sistema educativo que tanta gente no puede o le cuesta aprender y que tantos y tantos profesores se desmotivan con una clase porque no se les presta atención? ¿Por qué el profesor no puede trasmitir lo que quiere de una forma amena y educativa? Son muy pocos los profesores que la gente recuerda como “buenos profesores” y sin embargo hay pocos planteamientos de cambio o revolución en el sistema educativo. Existen algunos obviamente, pero es poco el enfoque de cambio real y de transformación de este término.

El sistema educativo tal y como lo conocemos surgió con la revolución industrial y tenía el propósito de cubrir una necesidad política y social de la época. Hoy en día nuestras necesidades y puntos de vista son otros y ya no nos satisface únicamente tener un título universitario, ni hacer lo que se supone que se espera de nosotros como estudiantes. Es otro momento en la historia en el que las personas quieren ahondar en su creatividad y desarrollar su pensamiento deductivo, alcanzando así una realización personal.

Un maestro es el que sabe la diferencia entre imponer y aprender, el que orienta y motiva a que los estudiantes sean la mejor versión de sí mismos, no una copia en serie de alumnos con la lección aprendida y un título bajo el brazo.

Un maestro te ayudará a seguir tu propio ritmo; a revelar y utilizar tus cualidades y habilidades y a que aprendas a pensar por ti mismo.

Te dirá que te preguntes cosas, que investigues y que no estés de acuerdo por el simple hecho de que una mayoría está de acuerdo.

Un maestro hará que desarrolles tu potencial y que te sientas agradecido por su apoyo y acompañamiento en tu desarrollo intelectual.

¿Acaso no se parecen la figura del maestro y la del terapeuta?

Testimonio de Araceli, alumna de Coaching terapéutico

Araceli destaca de la formación de Coaching terapéutico que ha sido un curso muy práctico, en el que ha podido emplear desde el primer minuto todas las herramientas nuevas con sus compañeros y en sesiones de práctica con clientes. Se siente preparada para trabajar con personas, de forma más estructurada y segura, hacer una buena entrevista e intervenir cuando es necesario.

ESTUDIA COACHING TERAPÉUTICO ESTE VERANO

Ya están abiertas las inscripciones para la formación intensiva de verano de Coaching terapéutico.

El curso tendrá lugar de lunes a viernes de 16:00 a 20:30, del 21 de junio al 13 de julio 2021.

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Los grupos son reducidos para garantizar la seguridad y el confort de todos. Así que si deseas ampliar tu mirada y obtener un amplio abanico de herramientas para desenvolverte en terapia, ¡reserva pronto tu plaza!