La terapia holística aborda cualquier tema o dificultad considerando todos los aspectos que lo componen, incluidos aquellos que no pueden percibirse con los cinco sentidos, pero que igualmente forman parte de nuestra realidad. Desde esta mirada, lo esencial no es solo tratar partes aisladas, sino comprender cómo se relacionan entre sí en un todo más amplio y profundo.

El enfoque holístico entiende que el ser humano es una unidad en la que cuerpo, mente, emociones y espíritu están interconectados. Por eso, una terapia holística se dirige a la persona en su totalidad, no solo a sus síntomas. No se trata de “enfermedades”, sino de comprender a la persona que las vive: cómo se expresa su conflicto, qué emociones y pensamientos lo acompañan, cuál es su entorno, sus hábitos, su historia y su estilo de vida.

Es un camino de escucha profunda, de observación consciente y de acompañamiento respetuoso hacia la armonía integral del ser.

La psicoterapia es el arte de acompañar a otra persona en el encuentro consigo misma. Es un espacio íntimo, de escucha y de presencia, donde el terapeuta actúa como guía, compañero de camino, facilitador de procesos… a veces como una pequeña luz que orienta, otras como un espejo que refleja con honestidad y cuidado. El papel del psicoterapeuta es flexible, profundo y siempre adaptado a las necesidades de quien tiene delante.

Aunque la psicoterapia puede ayudar en la resolución de conflictos emocionales o psicológicos, su valor va mucho más allá. No es necesario atravesar un trastorno para iniciar un proceso terapéutico: cualquier persona que desee conocerse más, comprenderse mejor y crecer desde un lugar de autenticidad puede beneficiarse de este camino. Porque en el fondo, la psicoterapia no solo trata de resolver, sino de integrar, transformar y acompañar el proceso de ser uno mismo con mayor conciencia y amor.

La física moderna nos revela que todo en el universo, incluida nuestra propia existencia, está formado por energía. Esta energía, o cuerpo energético, es una parte fundamental de quienes somos, y podemos acceder a ella para restaurar el equilibrio y favorecer nuestro bienestar.

Las terapias energéticas tienen como objetivo liberar bloqueos que interfieren en el flujo natural de nuestra energía vital. A través de técnicas como la imposición de manos, entre otras, se canaliza o se estimula la energía para ayudar a la persona a restablecer su campo energético.

Este tipo de terapias reactivan la comunicación entre los canales energéticos del cuerpo físico y promueven la restauración del flujo electromagnético entre las células, favoreciendo así un estado de armonía profunda y sostenida.

El crecimiento personal es un compromiso profundo con uno mismo: el deseo de seguir aprendiendo a lo largo de la vida, de transformar cada experiencia —incluso los conflictos— en una oportunidad para conocerse mejor, evolucionar y acercarse a una versión más auténtica y consciente de quien uno es.

En IVATENA te ofrecemos terapias que acompañan y facilitan ese proceso. Espacios para que descubras tu propio camino, para que explores cómo quieres recorrerlo y con qué herramientas quieres nutrirlo. Cada una de estas terapias está pensada para ayudarte a afrontar situaciones vitales concretas, brindándote recursos reales para transitar tu vida con mayor claridad, presencia y bienestar.

Las terapias manuales se fundamentan en la manipulación de las articulaciones y los tejidos blandos con el objetivo de aliviar el dolor, liberar tensiones, reducir inflamaciones y facilitar el movimiento natural del cuerpo. El masaje corporal, una de las formas de sanación más antiguas y universales, no solo actúa sobre el plano físico, sino que también nos ayuda a reequilibrarnos a nivel emocional y energético.

El propósito de la terapia manual va más allá del alivio inmediato: busca despertar la capacidad innata del cuerpo para autorregularse y sanarse. Al estimular la energía vital y desbloquear zonas de tensión, facilitamos que el organismo active sus propios recursos de regeneración y bienestar.