La terapia del Niño Interior restablece el contacto con la parte más pura e inocente que todos tenemos. Aprender a escuchar al Niño es comenzar a integrar todas nuestras emociones en coherencia, aceptación, amor y respeto. Cuando no lo hacemos, huimos de nosotros mismos y de las situaciones que nos causan dolor y limitamos continuamente nuestros potenciales de vida.

La sanación del niño interior propone la conexión con esas experiencias de vida que provocaron algún conflicto, a través de un acompañamiento seguro, extrayendo el dolor emocional y liberando la carga que ocultábamos detrás de nuestros conflictos diarios.

A lo largo del proceso de terapia sentirás cómo comienzas a recuperar esas partes de ti mismo que quedaron dañadas, no entendidas, con falta de apoyo externo. Al mismo tiempo comenzarás a generar una parte adulta consciente y madura que toma responsabilidad.

Cuando no nos apoyaron emocionalmente en nuestra infancia o este apoyo llegó de una forma disfuncional a través del control autoritario, generamos en nosotros mismos un adulto autoexigente y enfadado. Al interiorizar esta manera de tratarnos, inconscientemente reproducimos en nuestras vidas estas pautas emocionales con nosotros mismos, lo que nos lleva a sentimientos de autoexigencia y autorrechazo.

Aprender a amarnos incondicionalmente es generar en nosotros un pilar de apoyo y autoestima. Este es el proceso de reencuentro con nuestro niño herido. Con él, generamos una comunicación interna que nos lleva a comprender nuestra verdad y desarrollar recursos que nos conducen a una vida responsable y feliz.

Solemos tomar decisiones con nuestra parte más racional, pensamos lo que creemos que nos va a convenir más, dependiendo de las circunstancias. Comenzar a integrar la sabiduría de nuestro niño interior supone comenzar a escuchar lo que nuestras emociones quieren mostrarnos. Esta es una puerta de entrada diferente que nos conduce a nuestra parte más intuitiva y pura. Comenzar a escuchar esta parte de nosotros mismos supone abrir un paso entre nosotros y los deseos de nuestra Alma.

Por otro lado, los aspectos que rechazamos de nosotros mismos quedan bloqueados en una parte de nuestra psique denominada la Sombra. La Sombra retiene el dolor y las emociones que lo acompañan, generando así una barrera que impide aceptar en mí el aspecto "oscuro" y por lo tanto no aceptarme a mí mismo en mi totalidad.

Trabajar con la terapia del Niño Interior supone abrazar los aspectos de nosotros mismos que hemos rechazado, tomar de la mano a ese niño y acompañarlo en un encuentro consigo mismo y con los aspectos de sí mismo que no pudo amar. Abrazar nuestra debilidad, nuestra ira, nuestros miedos y reclamos más profundos. Asumir nuestras dependencias, sin reproches ni juicios, mirar el contenido emocional herido que nos forma y darle a todo una mirada amorosa, libre de exigencias y de un perfeccionismo que no nos permita ser.

De esta forma, volvemos al amor, a la aceptación sincera de todos los aspectos que nos forman. Cuando conseguimos la aceptación total, esto genera un cambio externo que nos facilita también aceptar al otro en su totalidad.

Tu niño herido, ese niño que vive en ti, te necesita, espera con amor y paciencia que un día vuelvas a darle un lugar en tu corazón. Solo así comenzará la magia en tu vida.