Curso de Eneagrama

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La palabra enea-grama, del griego ennea, "nueve", y grammos, "figura", significa «figura de nueve puntas» y aunque existe cierta confusión sobre los orígenes de este símbolo, diferentes investigadores constatan que condensa gran parte de la sabiduría universal.

El Eneagrama es una herramienta de autoconocimiento, es como un manual de instrucciones de la condición humana mediante el que podemos comprender las motivaciones profundas, muchas veces inconscientes, que hay detrás de nuestras actitudes y conductas. Representa, a grandes rasgos, los nueve modelos mentales que rigen la personalidad de los seres humanos.

El Eneagrama potencia nuestra inteligencia emocional, ya que a través del conocimiento de los nueve eneatipos, aprendemos a ser más empáticos, comprensivos y compasivos con las personas que nos rodean. El eneagrama nos ayuda a reconectar con nuestros talentos.


¿Cómo llegó el eneagrama a mi vida y qué repercusión tuvo?

Hace unos años tuve una gran crisis existencial y me puse a buscar el porqué de mi conflicto y de mi vacío interior. Por aquel entonces no sabía lo que estaba buscando, pero empecé a leer, a escuchar y a asistir a seminarios y cursos que proponían nuevos enfoques sobre el autoconocimiento. En uno de esos cursos me hablaron del Eneagrama.

Recuerdo que, en la primera sesión, me quedé fuertemente impresionada de cómo un desconocido me había descrito a la perfección. Me conocía mejor que yo a mí misma. Me hablaron de mi herida de nacimiento, de lo que era el ego, de cómo los pensamientos deambulaban por mi mente, de cómo filtraba la realidad a través de mi eneatipo y de qué emociones me generaba. Mientras regresaba a casa me di cuenta de lo profundamente equivocada que estaba y de lo ignorante que era.

En las siguientes sesiones y a medida que iba conociendo al resto de eneatipos, empecé a comprender muchas de las situaciones que me habían producido tanto sufrimiento y por qué los involucrados habíamos respondido de una u otra forma. En definitiva, empecé a comprender cómo me estaba relacionando con las diferentes personas que estaban en mi vida y ellos conmigo. ¡De repente todo encajaba! No había víctimas ni culpables, solo personas identificadas con nuestros respectivos egos que no nos permitían ver con neutralidad la realidad de lo que estaba sucediendo.

Para los que no hayáis oído hablar del Eneagrama, deciros que el nombre hace referencia a un símbolo (figura de nueve puntas) de origen milenario que condensa gran parte de la sabiduría universal. Aunque sus orígenes son confusos, no hay duda de que en Occidente lo introdujo el místico armenio Gurdjieff en la primera mitad del siglo XX. Posteriormente, Oscar Ichazo estableció la conexión entre el símbolo del Eneagrama y los diferentes tipos de personalidad, que están íntimamente relacionados con las nueve principales pasiones de la condición humana (ira, soberbia, vanidad, envidia, avaricia, cobardía, gula, lujuria y pereza). En 1970 el psiquiatra chileno Claudio Naranjo, discípulo de Ichazo, profundizó en el estudio del Eneagrama y comenzó a enseñar sus hallazgos, convirtiéndose en la herramienta de psicología práctica que conocemos hoy en día.

El Eneagrama es un mapa de nuestra personalidad, de nuestro territorio emocional, y aunque no describe exactamente todo lo que pasa en nuestro interior, nos ayuda a descubrir y comprender nuestro lado oscuro (ego) y nuestro lado luminoso (ser). 

El Eneagrama describe, a grandes rasgos, nueve tipos de personalidad, cada uno de los cuales cuenta con su propio modelo mental a partir del cual filtra la realidad. Es decir, describe nueve esqueletos psicológicos desde los que se originan los pensamientos y donde se instalan las creencias, los valores, las prioridades y las aspiraciones que constituyen nuestra personalidad.

Este modelo determina qué nos mueve a ser como somos y a hacer lo que hacemos, cuáles son nuestros principales rasgos de carácter, incluyendo defectos y virtudes, en qué aspectos externos solemos basar nuestro bienestar y felicidad, de qué tenemos miedo y de qué huimos, cuáles son nuestras fortalezas y cualidades, cómo queremos que los demás nos vean, e incluso cuál es la piedra con la que tropezamos una y otra vez.

Os estaréis preguntando si todos los habitantes de la Tierra (casi 8.000 millones de personas) respondemos a estos 9 esquemas. A pesar de que las circunstancias sociales, culturales y económicas en las que hemos nacido son importantísimas, nuestra forma de ser viene dada sobre todo por la estructura del modelo mental con la que nacimos. Y esto lo podemos ver en las distintas personalidades que desarrollan distintos hijos dentro de una misma familia. Aunque todos ellos han sido educados bajo el mismo techo, cada uno ha interpretado y procesado de forma subjetiva, de acuerdo con su modelo mental, los distintos hechos que acontecen en la vida.

Los nueve eneatipos no son independientes entre sí, están íntimamente relacionados, de tal forma que cuando una persona se encuentra muy identificada con su ego debe hacer un ejercicio de “centramiento” hacia otro eneatipo para poder volver a identificarse con el ser. De la misma forma, realizamos un movimiento inconsciente de “descentramiento” cuando pasamos por situaciones de estrés o desequilibrio que se mantienen en el tiempo. En este movimiento adoptamos los patrones de conducta egocéntrica de otro eneatipo. Además, nuestra forma de ser también puede estar condicionada por los tipos de personalidad situados a los lados de nuestro eneatipo principal y a los que denominamos alas.

Como podéis ver, el estudio del eneagrama se convierte en un juego de relaciones entre los distintos eneatipos que nos dan un amplio abanico de posibilidades.

A mí personalmente el eneagrama me transformó y tuvo un gran impacto en mi vida y en mi entorno. Me ayudó a descubrir y comprender el funcionamiento de mi modelo mental y por lo tanto a ser consciente de las diferentes limitaciones que tengo cuando me identifico con el ego. Creo que aceptar cuál es mi herida de nacimiento y cómo me identifico con mi ego para evitar sentir el dolor, el vacío y la ansiedad que me produce vivir desconectada de mi ser es un gran ejercicio de honestidad que ha acelerado mi camino de autoconocimiento. Precisamente creo que el viaje de autoconocimiento que propone el Eneagrama consiste en tomar consciencia de las dos fuerzas antagónicas que habitan en nosotros, el amor (el ser) y el miedo (el ego), y a partir de ahí vivir desde nuestro verdadero ser.

Hoy en día podría decir que soy una evangelista del Eneagrama y comparto con pasión todo lo que sé y sigo aprendiendo de él. Podré perderme otra vez a lo largo de mi vida, pero sabré cómo volver a encontrar mi centro con mi mapa de personalidad.

Deseo que tengas un viaje maravilloso con el eneagrama. Es una herramienta que te puede aportar muchísimo y que lo único que necesitas es una mente y un corazón abiertos para recibir esta información. Pero como dice mi querido colega Borja Vilaseca “No te creas nada, verifica la información a través de tu experiencia personal”.

Curso de eneagrama en el ivatena

Ya están abiertas las inscripciones para el curso de Eneagrama. 

El curso tendrá lugar tres martes por la tarde de 16:30 a 20:30. Tienes dos opciones para cursarlo, en noviembre (A) o en febrero (B). Las fechas son las siguientes: 

  • OPCIÓN A: 15, 22 y 29 de noviembre de 2022
  • OPCIÓN B: 14, 21 y 28 de febrero de 2023

El precio del curso son 190€.

Los grupos son reducidos, ¡reserva pronto tu plaza!


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Facilitadora de la formación

Maria jESUS añon

Licenciada en Ciencias Físicas por la Universidad de Valencia y Master en Desarrollo Personal y Liderazgo de Kuestiona. Formada en distintas herramientas de desarrollo personal como Eneagrama, the Work, Medicina Energética, Registros Akáshicos, Técnica Metamórfica y Vibración Cuántica. Después de muchos años de estudio y experimentación, le apasiona compartir e inspirar a otros buscadores en sus procesos.

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