El mito del cliente «difícil»

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Los terapeutas decimos a veces que tenemos clientes difíciles. Clientes que no reaccionan como esperamos, a quienes no les llega nuestra ayuda o que reinciden una y otra vez en lo mismo sin darse cuenta.

En realidad, todos conocemos a personas así, seamos o no terapeutas, y es por eso que meditar sobre lo que constituye un "cliente difícil" nos es útil a todo el mundo, para aprender a navegar mejor en nuestro entorno social, adquirir habilidades comunicativas efectivas y, sobre todo, ser mejores ayudando a los demás.

Pero veamos qué es esto de un “cliente difícil”, en qué circunstancias los encontramos, cómo sabemos si esto es así y por qué.

Llega una persona a tu consulta con un problema y te lo plantea y te da "todas" las explicaciones de por qué para ella es un problema, por qué cree que le sucede, qué ha intentado hacer para solucionarlo y un largo etcétera… La escuchas con atención, le ayudas a hacer cambios, la asistes en lo que necesita, y así sucesivamente en varias consultas.

Y un día sabes que has llegado a un punto en el cual has localizado esa contradicción, la raíz de muchos trastornos y problemas. Y lo ves, está muy claro, está delante de ti y delante de ella también…

Pero entonces, de pronto, la persona se retira. Sí, se retira. O bien no aparece más por tu consulta o bien se retira de sí misma, se retira de enfrentar esto que la perturba.

Es muy interesante este punto porque nuestra habilidad en consulta se expresa en parte en la medida en que podamos manejar esta situación. Generalmente las personas tenemos áreas o aspectos que no nos es fácil abordar y mucho menos confrontar, y precisamente estos aspectos son los que aparecen en consulta como los cimientos que sustentan aquellos problemas que aquejan a la persona. Y son precisamente los temas de los que no quiere hablar, o lo que no te quiere contar, o a veces de lo que se da cuenta ella misma junto contigo y no puede reconocer… Son los temas que, en definitiva, contienen un área de no responsabilidad, un área que existe detrás de esto, a veces evidente y otras no tanto, un no asumir o un no querer ver la situación tal cual es.

Son estos temas los temas difíciles de encarar, y cuando notan que te acercas o que algo puede cambiar, que tienen que asumir su parte de responsabilidad y cambiar ellos para estar mejor, que es obvio que está en ellos la decisión… en ese preciso momento, que a veces no llega a un segundo, hay un resorte instantáneo y automático que se activa. Y esto es lo que sucede cuando uno se encuentra con un cliente “difícil”.

Esta persona evitará la confrontación del tema y utilizará mil y una ideas y razonamientos completamente lógicos que cuestionan la resolución de sus conflictos. Se replegará a un entorno seguro, lleno de insatisfacciones ya conocidas y por tanto cómodas y seguirá pidiendo ayuda en un mar de preguntas sobre las cuales ya conoce las respuestas.

Ahora sí, lleno de soluciones que le permiten continuar actuando de la misma manera, sintiéndose mejor con su decisión, acude a consulta con la esperanza de que “alguien” le solucione su problema.

En realidad, están utilizando sus mecanismos de defensa, sus miedos, sus dudas, y si uno no recoge eso y lo admira y lo incluye y trabaja como parte del proceso, no va a poder ayudar a esta persona.

Cada cliente tiene una historia y unas “zonas difíciles”. Todos somos, en cierta medida, clientes difíciles. Por tanto, la etiqueta de "difícil" no es cierta ni útil.

En el ámbito personal, reconocer que todos tenemos una parte difícil nos hace más conscientes y compasivos a la hora de interactuar con los demás. Si podemos ver en nosotros mismos esas áreas en las que nos cuesta cambiar nuestra percepción y asumir nuestra responsabilidad, entenderemos mejor por qué a los otros a veces no les sirven nuestros bienintencionados consejos y por qué son tan importantes la paciencia y el amor.

Todas las personas que acuden a consulta son diferentes y únicas, y es apasionante descubrir ese mundo nuevo que tengo frente a mí, siempre interesante, compuesto por infinidad de redes y conexiones mentales que es lo que lo hace rico e intenso.

En la formación de Coaching terapéutico adquirimos herramientas para percibir con más claridad esas áreas difíciles y poder navegar por ellas con confianza, respetando el ritmo y los procesos de cada cliente. Si quieres saber más sobre la formación, sigue leyendo.

Testimonio de los alumnos de Coaching terapéutico

La formación de Coaching terapéutico es una formación integral que nos permite adquirir las herramientas necesarias para trabajar con las personas en procesos de cambio y en la consecución de objetivos que se han marcado. Se diferencia de otras formaciones de Coaching en que aborda a la persona de manera holística, ahondando en las causas profundas de los obstáculos y problemas a los que se están enfrentando.

Nuestros alumnos de promociones pasadas te explican en qué consiste y qué cambios han conseguido con la formación.





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Facilitadora de la formación

Susana sardón rey

Terapeuta floral integrativa y terapeuta sistémica, formadora de terapeutas, coaches y Flores de Bach. Coaching familiar y emocional. Dirige Optima Training, Coaching específico para empresas, escuelas y grupos.

Nota importante

Ninguna terapia puede convertirse en sustituto del diagnóstico y tratamiento del médico o profesional de la salud cualificado. El Instituto Valenciano de Terapias Naturales ofrece alternativas complementarias y nunca sustitutivas y no se responsabiliza del uso o mal entendimiento de estas. En nuestro equipo todos los profesionales se mueven dentro de esta filosofía y jamás se exceden de sus funciones a la hora de trabajar con una persona, estando sus técnicas dentro de la legalidad y atendiendo a las personas que hayan sido diagnosticadas previamente por un médico, advirtiendo que el programa de salud es un complemento y que nunca sustituye a las normas establecidas por el profesional sanitario correspondiente.

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